Después de un descanso, ¡a trabajar!
Inhala…exhala…inhala…exhala…¡Eso! Relajante ¿no?
A veces
estamos cansados de la rutina,
nos acostamos pensando en la hora que hay que levantarnos para volver a hacer
lo mismo que hicimos el día anterior, hacemos las cosas en automático porque es
la manera “más fácil”, sin esfuerzos. El estrés está a la orden del día y
queremos que esto pare.
Todos necesitamos un descanso de vez en
cuando. Ponerle pausa a esta carrera llamado vida, detenernos un momento, y
solo observar lo que está pasando a nuestro alrededor. Se viene el fin de
semana, se vienen las vacaciones, lo primero que pensamos es en diversión, y
descanso, lo tenemos merecido. ¡Escapémonos de todo esto!
Pero todo ese tiempo libre no es solo para
gastarlos en ocio y diversión. Necesitamos un tiempo para respirar, para darnos
cuenta, si el camino por el cual vamos es el que nos va a llevar hacia donde
queremos. Un momento justo para pensar en todo lo que hemos hecho.
Me tomé casi un año “libre”, sin escribir,
para descubrir que realmente me apasiona lo que hago, en ese escape, vuelvo a
definir mi “para qué”, la razón del porqué hago lo que hago.
Dejé de escribir, pero en ese tiempo
aprendí de diferentes experiencias, de diferentes personas, que me inspiran a
escribir cada vez más y más. Vuelvo con más ánimos. Porque mi meta no es solo
llenar una página de texto, sino también poder aportar aunque sea un granito de
arena, para que tú puedas ser mejor que tu “yo” de ayer y mejor que el de hoy.
Cuéntame, ¿y ahora qué harás? ¿Estás
haciendo lo que deberías hacer? ¿En qué vas a poner tu empeño? Aunque
queramos creer que si le pedimos al universo lo que queremos, no lo vamos a
obtener si no trabajamos por ello.
A veces es bueno escaparse, para volverse
a encontrar a uno mismo.

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