Lo siento

Nos encontramos con diferentes tipos de personas en la vida, y es importante saber lidiar con ellas, e imprescindible ser tolerantes. Aunque no queramos, en algún momento, cualquier persona cercana a nosotros nos va a mentir, ofender o traicionar, y si, en ese momento duele tanto que a veces no podemos perdonar a esa dicha persona por la abominable falta que cometió, así que piensas seriamente si perdonar o vivir con rencor y con ganas de cobrar venganza, porque no es sencillo.

Definamos, el perdón significa dejar pasar una falta, algo que nos haya hecho sentir mal. Perdonamos a otros cuando dejamos de guardar resentimiento y no insistimos en pedir una compensación por el daño que nos hayan hecho o por la pérdida que hayamos podido sufrir. La Biblia enseña que el perdón se basa en el amor sincero, ya que el amor no lleva cuenta del daño.

Es muy importante saber diferenciar qué es y qué no es perdonar, porque no solo es dejar pasar así por así. Algunas de las muchas preguntas que nos hacemos cuando pensamos en disculpar las ofensas de alguien o cuando pensamos en pedir perdón:

¿Si yo no perdono, Dios no me perdona a mí? Antes creía lo contrario, a pesar que Jesús murió por cada uno de nuestros pecados, Jesús nos invita siempre a perdonar a nuestro prójimo, Mateo 6: 14-15. Pero que esto no sea el único motivo por el cual lo vas a hacer.

¿Por qué estoy enfermo/a? No perdonar, llevar odio y rencor contigo te hace daño. Dios no nos creó con un cuerpo que soporte grandes cantidades de estrés, el cuerpo no está adaptado para vivir con odio, con estrés ni con rencor. No solo tu salud emocional está presente, sino que también tu salud física. Cuando hay  malos sentimientos se liberan hormonas y sustancias como adrenalina, cortisol, prolactina; que mientras más tiempo se secretan en el organismo más daño sufre el sistema inmunológico y el organismo es más susceptible a enfermedades.




¿Y si aquí yo soy la victima? Si te han faltado, te vas a sentir mal, pero por favor no te tomes demasiado en serio el papel de víctima, no lo hagas, sentirte victimizado y hacer saber al mundo cuán ofendido/a estás no te ayuda en nada, no te rebajes. Ser la víctima no justifica el querer cobrar venganza de lo que otros te han hecho, resiste a ese impulso inmediato de vengarte. Romanos 12:19 “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.”

Aunque sea difícil, sea por lo que sea, orgullo, emociones destructivas, Jesús te invita a que hagas las paces con aquellos que te ofendieron, a que pidas perdón al hermano que has lastimado. Todo esto le hace bien a tu alma.


Te puede interesar:

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vecino del pecado

¿Qué sabes del amor?

Del Porno a Cristo pte 1